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Si, así parece que esté. El fin de semana estuve en las fiestas del pueblo. Las sensaciones que he tenido han sido raras. Cuando era un niño me pasaba todas las vacaciones allí (los veranos, navidades, semana santa, casi todos los fines de semana...) y era de lo mas divertido que recuerdo. El niño que se ha criado en una ciudad no puede comprender la diferencia que hay entre pasar el tiempo en una ciudad o en pueblo. Las posibilidades existentes en un pueblo son infinitas, puedes hacer el cabra con la bici sin tener miedo de los coches, pintar las calles con tiza, jugar hasta las tantas sin problemas de seguridad, explorar la Ver peliculas gratis y los animales que en ellos habitan o ponerse a comer fruta encaramado en los árboles. Por eso, recuerdo aquel periodo de mi vida como una época feliz, fuente.

El tiempo fue pasando y poco a poco llegó la adolescencia. Eso fue si cabe aún mejor. Esa sensación de salir y conocer gente nueva en un entorno conocido en el que te manejas como pez en el agua es algo inigualable. Entonces hice muchos amigos que en aquel momento pensé que serían para toda la vida, pero por mucho que nos duela esa frase se utiliza demasiado.

Poco a poco, el tiempo nos va separando y hace que nuestras vidas encaren caminos diferentes haciendo que alguien que estuvo muy cerca de tí al final acabe siendo un extraño. Eso es lo que me ha pasado a mí. Con el tiempo, todos dejamos de ir tanto al pueblo, así que acabamos viéndonos apenas unos días al año, cuando hay alguna fiesta. Yo lo reconozco, tal vez yo haya sido el que tenga una vida que se ha diferenciado mas de la del resto. Mis amigos, por así decirlo son gente mas sencilla que yo, con muchas menos inquietudes. Inquietudes que me han hecho moverme por España y Europa todo lo que he podido y que me han proporcionado nuevos amigos en los lugares mas recónditos del mundo, pero que poco a poco me han ido alejando de mis antiguos amigos, si bien yo puedo decir que nunca he los he menospreciado como si que ha hecho una de ellos.